Definimos pobreza como aquel estado en el que se encuentran determinadas personas o grupos, definido principalmente por la carencia de recursos materiales y económicos. Suelke ser estudiada a partir de la desigualdad en la distribución de la renta entre los individuos que componen una sociedad concreta. El ‘umbral de pobreza’ o ‘línea de pobreza’ señala un límite que engloba todos aquellos ingresos inferiores a la media de los ingresos que se producen en cada país. Diferenciamos entre pobreza moderada, por debajo del 50% del umbral de pobreza; y pobreza severa, por debajo del 25%.
La pobreza aparece como resultado de la estructuración de la desigualdad social y el reparto no equitativo de la riqueza. Según el Consejo de las Comunidades Europeas en 1984, engloba diferentes ámbitos y no solo el social, por lo que es un fenómeno multidimensional que excluye a los individuos del modo de vida aceptable en una sociedad.
La desigualdad la definimos como la distancia entre los miembros de una sociedad por distribución desigual de oportunidades y recursos dentro de una sociedad homogénea. La desigualdad es un concepto más amplio que el de pobreza, pues se define en una concepción de la distribución completa que no se centra solamente en la distribución de la riqueza o de la renta.
Según el Banco Mundial, la pobreza y la desigualdad están estrechamente relacionadas. Así, se utilizan tres conceptos de desigualdad en los ingresos:
La desigualdad en los ingresos promedios: desigualdad entre los países. Esto es, mientras que unos países se enriquecen otros se empobrecen.
La diferencia entre los ingresos de los ricos y de los pobres.
La desigualdad de los ingresos entre personas (desigualdad global): concentra la desigualdad entre las personas y las compara entre países.
La superación de una de estas variables no involucra necesariamente el mejorar la otra.
La exclusión social, según el Consejo Económico y Social es la distancia desde el centro del cuerpo social, entre el núcleo y los que se ven rechazados hacia los márgenes, manifestándose las desigualdades.
El libro de René Lenoir ‘Les exlus’ en 1974 marca un hito en la aparición del concepto de exclusión. Tras la crisis económica de los 70 comenzó a aplicarse a determinadas categorías sociales, abarcando una serie de problemáticas. Las primeras alusiones al concepto de exclusión social en contexto comunitario aparecieron en la Carta Social Europea en 1989, cuando también se intentó luchar contra la exclusión social.
Los individuos sufren exclusión social cuando: sufren desventajas generalizadas, sus oportunidades de acceso son menores y esas desventajas y accesos persisten a lo largo del tiempo. La exclusión social se refiere a individuos y grupos con carencias de distinto orden y/o culturalmente segregados y estigmatizados que han dejado de ser funcionales a la sociedad.
Uno de los rasgos de la exclusión social es la multidimensionalidad, siendo éste un proceso dinámico.
Según Castel, existen tres situaciones para quienes cruzan la frontera de la vulnerabilidad:
- El paso de la seguridad a la incertidumbre
- La instalación en la precariedad
- Los ‘supernumerarios’, personas que no están integradas en la sociedad.
La mayoría de la población mundial vive en la pobreza. Concretamente, nuestro país supera la media europea.
Según Cáritas, el principal problema es el trabajo. Muchos de los ciudadanos sufren el fenómeno de la ‘pobreza encubierta’, es decir, una pobreza camuflada por el modelo de sociedad en el que vivimos, cuyas víctimas ocultan y tapan la exclusión.
El círculo vicioso de la pobreza es un proceso intergeneracional. Los bajos ingresos y las altas tasas de natalidad son un obstáculo presente para el logro educativo de los niños pobres. La pobreza además, tiende a perpetuarse en sí misma, generando la cultura de la pobreza que se transmite de generación en generación, siendo cada vez más difícil salir de la misma. La pobreza es un fenómeno que impide el desarrollo de individuos llamados pobres.
Los cambios que originan un nuevo camino para la pobreza y la desigualdad social son: el agotamiento del pleno empleo, que ha dado lugar a cambios en las estructuras del trabajo; los cambios en las estructuras familiares y en los ciclos vitales; y la ruptura del consenso en torno al bienestar social.
El Tratado de Maastricht incorpora la Carta de los Derechos Sociales Fundamentales de los Trabajadores. Desde 1993, es un tratado internacional que se compromete a garantizar los recursos suficientes para todos los ciudadanos excluidos del trabajo, ofreciéndoles prestaciones y recursos sufrientes, adaptados a su situación.
La Renta Mínima de Inserción se define como la cantidad que el estado apporta a los ingresos de una familia para que alcance el mínimo nivel de subsistencia al conjunto de la sociedad. Estos mínimos no proceden de una legislación estatal, sino autonómica, lo cual lleva consigo la desigualdad regional.
En base a todo esto, el trabajador social debe de intervenir y ayudar a los excluidos haciéndoles ser los protagonistas y beneficiarios de los derechos. Para ello podemos usar las siguientes prácticas: los grupos de ayuda mutua, los procesos de investigación-acción participante y el socioanálisis.
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